Muchas veces solemos referirnos al jugador que marca la diferencia como el más ágil, desequilibrante e incluso talentoso en un equipo. Sin embargo ¿esta es la única manera de generar un impacto positivo en el equipo?
¿Es posible que un jugador que no haya participado un solo minuto en una competencia tenga un rol primordial en el equipo? Salvatore Sirigu, el segundo arquero italiano, es el ejemplo perfecto de un jugador que sin haber jugado en toda la Eurocopa terminó marcando la diferencia convirtiéndose en una pieza clave de la Italia campeona de Europa 2020.
Al comprender que Donanaruma iba a atajar toda la competición decidió aportar desde otro lado. En las instancias decisivas ayudó al arquero titular a preparar la tanda de penales ante España e Inglaterra. Mientras que en la final contra el seleccionado inglés les preparó cartas para cada uno de los jugadores que iban a jugar la final con frases motivacionales y recopiló saludos de todos los familiares en un video.
Luego del partido y de la consagración de Italia tras más de una década sin levantar una copa, el capitán italiano, Giorgio Chiellini destacó el accionar de su compañero y el impacto positivo que tuvo en el grupo.
El deseo por estar adentro de la cancha el mayor tiempo posible lo tiene cualquier deportista. Sin embargo, tanto en niveles profesionales como en el amateurismo; ya sea´por distintos motivos, como ser suplente o estar lesionado, uno no siempre participa de manera directa con la actividad.
Son en estas situaciones que las personas no tienen la posibilidad de elegir si van a jugar o no pero si son capaces de elegir con que actitud enfrentar esta circunstancia adversa.
Esta era la receta del legendario entrenador de básquet Phill Jackson quien a la hora de crear un equipo exitoso buscaba que sus jugadores se conecten con un propósito de vida más allá de la competencia y de ellos mismos renunciando a sus intereses personales por un bien mayor y así tener como resultado un equipo en el que cada miembro tiene como objetivo aportar para el crecimiento grupal.
En palabras de Salvatore Sirigu: "Cuando no juegas, tienes dos opciones: o esperas tu turno en silencio o te haces valioso para el equipo de alguna u otra forma"