¿Cómo alguien puede deprimirse luego de encontrarse en la cima de su carrera y ser reconocido por lograr el mayor de los éxitos del fútbol mundial?
A pesar de haber alcanzado históricos triunfos en el terreno deportivo, la vida personal de Andrés Iniesta se encuentra muy lejana a la imagen de felicidad y éxito que la gente cree sobre él.
El jugador español reveló que no encontraba sentido a la vida luego de ganar el triplete con el Barcelona y ser considerablemente importante en la temporada 2014/2015. Ese año, cayó en una profunda depresión que ya venía arrastrando hace años:
"El momento de más placer era cuando llegaba la noche y tomaba las pastillas para ir a dormir”. “Te vas metiendo en tu cuerpo, en tu mente y todo lo ves negro”.
La pregunta que se plantea es: ¿Cómo alguien puede deprimirse luego de encontrarse en la cima de su carrera y ser reconocido por lograr el mayor de los éxitos del fútbol mundial?
Si bien alcanzar el éxito y recibir reconocimiento externo pueden ser motivadores poderosos, no son garantía de la felicidad y desarrollo personal ya que están vinculados únicamente con la motivación extrínseca. No puede reducirse el bienestar emocional a logros materiales o reconocimiento público.
Los factores internos parten de una motivación intrínseca que pone el foco en la realización personal e impulsa a la persona a realizar una actividad por placer y no solamente por el resultado.
El cumplimiento de las metas intrínsecas aumenta significativamente la felicidad, mientras que el logro de las extrínsecas muchas veces genera una alegría esporádica que se disuelve con el correr del tiempo.
El caso de Iniesta muestra que el éxito y la motivación extrínseca no son suficientes para garantizar la felicidad y la realización personal a largo plazo.
Si bien lograr hitos profesionales y recibir reconocimiento externo pueden proporcionar una felicidad momentánea, la verdadera realización solo se consigue cuando se tiene una motivación intrínseca que acompaña la búsqueda externa.
La búsqueda de una pasión personal y significativa, así como la conexión con uno mismo y con los demás, son fundamentales para alcanzar una vida plena , genuina y satisfactoria.